Por qué lo perdimos y cómo recuperarlo en tiempos de transformación

Hace 20 o 30 años, un dueño de PyME sabía que su libreta de contactos valía casi tanto como su maquinaria o su stock. Un almuerzo con un proveedor, una visita sin agenda a un cliente o un café con otro empresario podían abrir oportunidades que ningún anuncio publicitario lograba.
Hoy, en cambio, muchos ejecutivos y dueños de empresas sienten que esa habilidad se diluyó. Y no porque el networking haya dejado de ser importante, sino porque hemos cambiado la forma de relacionarnos… y no siempre para mejor.

La digitalización nos trajo ventajas incuestionables: reuniones más rápidas, acceso a contactos a miles de kilómetros y un flujo constante de información.
Pero también nos volvió más transaccionales, más apurados, más orientados a métricas inmediatas y menos a construir vínculos genuinos.
En este nuevo escenario, Ventas, Networking, Adaptación y Transformación ya no son palabras aisladas: forman parte de un mismo desafío empresarial.

Por qué se perdió la habilidad del networkingarga digital

Hoy podés mandar un mensaje por WhatsApp o LinkedIn en segundos, pero esa misma facilidad generó saturación. Muchas interacciones se vuelven superficiales, casi automáticas, sin la profundidad que construye confianza.

  1. Enfoque en lo urgente, no en lo importante
    Los dueños de PyME viven apagando incendios: problemas operativos, clientes que reclaman, proveedores que demoran. Esto deja poco espacio para cultivar relaciones estratégicas.
  2. La falsa ilusión de conexión
    Tener 3.000 contactos en LinkedIn no significa tener una red real. Si la relación no está nutrida, esos contactos son como tarjetas guardadas en un cajón: existen, pero no producen resultados.
  3. Pérdida de la cultura de “puerta abierta”
    Antes era normal recibir a alguien sin cita previa. Hoy todo pasa por agendas apretadas y filtros que, si bien son eficientes, también cierran oportunidades inesperadas.

Cómo recuperar el networking en un mundo de cambios

El networking no murió: simplemente necesita ser rediseñado.
Y para los ejecutivos comerciales y dueños de PyME, esto significa pasar de la pasividad digital a la acción intencional.

1. Recuperar la agenda de relaciones

No esperes a que “sobre tiempo” para conectar con otros. Reservá en tu calendario, al menos una vez por semana, un espacio para llamar, visitar o invitar a un café a alguien clave para tu negocio. No se trata de vender en ese momento, sino de mantener vivo el vínculo.

2. Escuchar antes de vender

En un mundo donde todos quieren hablar de sí mismos, escuchar se volvió un diferencial competitivo. Hacer preguntas, entender el contexto del otro y aportar valor genuino es la base de cualquier relación comercial duradera.

3. Volver a los eventos empresariales

Cámaras de comercio, ferias, rondas de negocios… todo eso sigue siendo una mina de oro para generar contactos. Pero no basta con ir: hay que llegar preparado, con un objetivo claro y una actitud abierta.

4. Networking digital con criterio

LinkedIn, grupos de WhatsApp y otras redes son herramientas poderosas si se usan bien. Mandar mensajes personalizados, compartir contenido útil y generar conversaciones auténticas es más efectivo que el envío masivo sin alma.

5. Adaptación y transformación constante

El networking de hoy no es el de hace 20 años. Hay que integrar lo presencial con lo digital, y lo informal con lo profesional. La clave está en adaptarse sin perder la esencia: las personas compran a personas.

Conclusión

En las ventas, la tecnología es un puente… pero nunca debe reemplazar al apretón de manos, la mirada franca o la charla sin apuro. El networking es, en esencia, un acto de generosidad: dar antes de pedir, escuchar antes de hablar, conectar antes de cerrar. Si queremos crecer en un mercado cambiante, necesitamos volver a mirar a los ojos y construir relaciones que trasciendan las transacciones.

Porque al final del día, los negocios más sólidos nacen de una simple verdad: no vendemos productos, vendemos confianza.